El pasado viernes día 19 de octubre estuve en el Instituto de Investigacións Mariñas del CSIC, a donde fui invitada como presidenta de Divulgacción por Beatriz Novoa y Luisa Martínez, que es la responsable de la Unidad de Cultura Científica.
Me invitaron a dar un charla a la que acudieron trabajadores del propio IIM y del Instituto Español de Oceanografía.
Durante algo más de dos horas estuvimos charlando y debatiendo (mucho) sobre comunicación científica y sobre cultura científica. Surgieron muchos temas interesantísimos y relevantes, pero el momento más caliente del debate se produjo cuando pregunté a los asistentes quién creen que puede y quién creen que debe hacer divulgación científica. Hablamos de los perfiles profesionales que considero que pueden hacer divulgación y hablamos también de la divulgación en un contexto institucional.
Mi opinión personal es que el propio personal investigador y el personal técnico de apoyo pueden y deben hacer tanto difusión de sus resultados como divulgación científica (con el apoyo de su centro), que ambos colectivos deberían percibir estas actividades como parte de su trabajo y, por lo tanto, deberían ser reconocidas (en el curriculum investigador, por ejemplo). El voluntarismo está muy bien y puede que en este momento sea lo que necesitamos o lo único a lo que podemos aspirar en según qué contextos, pero esto no debería ser así por mucho más tiempo.
Bajo mi punto de vista, el trabajo por la mejora de la cultura científica del conjunto de la sociedad es una tarea demasiado importante como para que las administraciones, las instituciones y los centros de investigación la dejen exclusivamente en manos de la voluntariedad de su personal. No me parece justo.
Y fue tras exponer esta postura que empezaron a aparecer las opiniones contrapuestas: si es o no obligación del investigador o investigadora hacer directamente divulgación, si debe simplemente asesorar a su departamento de comunicación o a su Unidad de Cultura Científica, si debe ser un trabajo voluntario y fuera de horas de trabajo (no remuneradas, ups!)… Una discusión que me pareció que reflejaba muy bien dónde estamos en muchos aspectos en cuanto a comunicación científica: en pañales.